Disfruto un buen café, la dulce compañía de un amigo (incluyendo sus bromas, confidencias, temores y silencios) así mismo disfruto mi propia compañía.
Es grato contemplar la lluvia en mi ventana deslizándose alegre en el cristal.
Observo entretenida las diminutas huellas del pequeño roedor que han quedado plasmadas en la tierra mojada. ¡Y las grandiosas nubes cuando cambian su forma y su color, me recuerdan el tránsito sagrado de los seres humanos por la vida!
A veces me pregunto:
¿Quién fuera ahora de no haber sido yo?
-probablemente hubiera sido tú-
¡He reído y llorado tantas veces! Al igual que las nubes he cambiado de aspecto y de color en el mismo escenario. He sentido el abismo fundirse en mis entrañas y mi cara estrellarse contra el suelo, como si fueran mis primeros pasos:
-Caerse y Levantarse-
Caerse y levantarse hasta el final para empezar de cero en otro tiempo, a otra hora y en un nuevo lugar.
Así es como se aprende a caminar, a correr... a trotar... a sentir la caricia de la vida fluyendo a borbotones entre el pecho.
Martha Lilian Molano L (TalitaMar)
Enero 6/2022
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