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miércoles, 11 de marzo de 2015

La Hoja Triste



Allá en el caminito, cerca del cafetal
una hoja de otoe, lloraba sin cesar.
Consternada la brisa, se detuvo al pasar
-¿Porqué si eres tan bella, no dejas de llorar?
¿Tan grande es tu tristeza, tan hondo tu pesar?
-En mi, no encuentro gracia, realmente ese es mi mal
yo añoro los colores de un hermoso rosal, 
o el rubor primoroso de los granos maduros que hay en el cafetal.
-¿No aprecias las caricias que te ofrezco al pasar?
¿Ni la risa de niños, o el canto de las aves,
o el delicioso otoe que tus raíces dan?
-En mi, no encuentro gracia, realmente ese es mi mal.
Escuché sus palabras y concluí al oír,
que aquella hoja tan triste, prefería morir.
La corté por el cuello y maquillé su faz con colores tan bellos
que el colibrí y la brisa, llegan a mi ventana,
extasiados la miran, suspiran y se van.
Hoy feliz muy temprano, me fui hacia el cafetal, 
al verme, huyó la brisa y el colibrí travieso se escondió en su nidito
presumiendo inocencia y absoluta prudencia
-¡Fue la brisa chismosa¡ Dijo así nada mas. 
Allá en el caminito, cerca del cafetal
un lamento infinito, me esperaba al pasar
muchas hojas de otoe envidiosas están, 
lloran, gimen, protestan, dicen que son muy feas
y ante aquella tragedia quieren ser voluntarias
y servir como lienzo para que yo me inspire
y con bellos colores, pinte su triste faz. 
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Tengo una hoja de otoe, presuntuosa, pero hermosa, 
ella prefirió morir, procurando ser famosa. 


Marta Lilian Molano L.
Marzo 3 de 2015
                                                                                                                                                                                                      

Registro Nacional de Derecho de Autor número:1-2015-17835



Pintura acrílica elaborada en fibra natural de tallo de plátano.