En una tarde serena, encontré algo
inesperado, 
una comarca de pulgas que al verme
movió su rabo. 
Sigilosa me acerqué y unas pupilas
pequeñas 
hipnóticas me dijeron: yo quiero que
seas mi dueña.
 La tomé por las orejas, pensé que era un gran
ratón, 
la sumergí en un estanque con agua y
mucho jabón.
 Y al escuchar su ladrido,  sorprendida me enteré 
que su dialecto proviene de la etnia
Nove Bugle. 
Yamba le puse por nombre a la
indigente perrita 
que encontré envuelta en rastrojos, 
la que ladra en otro idioma 
y era una comarca andante de sarna,
pulgas y piojos. 
Su padre fue un gran guerrero y
cazador talentoso de zutos, ratas y ardillas.
 Ciego, flaco, con lombrices, con una
muela  y dos dientes, 
perdió su vida el valiente, en la
encarnizada riña, con una feroz serpiente.
 Yamba suele defenderse con su colita de
flecha, 
con ella espanta a los grillos y a los
bichos que la acechan. 
Y pintada hay en su frente, una
hermosa pluma blanca 
que es el emblema ancestral 
de las princesas caninas en su
aguerrida comarca. 
Temprano en la madrugada, con Yamba yo
caminaba
 y en lo alto de la montaña, un mágico libro
abierto, por nosotras esperaba. 
Tigres, canguros, serpientes…el
demonio de Tasmania, 
murciélagos, escorpiones y gigantescas
arañas 
emergían de aquel libro, haciéndonos
musarañas. 
Un presuntuoso quetzal, nos invitó a
entrar con el 
y hasta su última página, aquel libro
recorrer.
 Ruidos ensordecedores nos hacían temblar de
espanto, 
dragones enardecidos y temerosos
lagartos. 
Y siguiendo nuestros pasos 
nos acecha una familia de dinosaurios
sin dientes, 
ellos nunca imaginaron que mi pequeña
perrita es arriesgada y valiente. 
Colita pluma de flecha, como una fiera
atacó 
y en un instante hizo añicos, al
dinosaurio mayor. 
Su majestad “el León” al enterarse
llegó con rugidos estridentes 
a presentar sus respetos a la princesa
canina 
por haber vencido sola, con su colita
de flecha al dinosaurio sin dientes.
 Al escuchar los rugidos y presenciar los
colmillos de aquel león imponente, 
Yamba despierta asustada, aúlla
desesperada,
 viene y se orina en mi almohada. 
 Llora 
en su nativo idioma de la etnia Nove Bugle 
y cuando oí sus lamentos, también yo
me desperté. 
No dudo que Yamba es una perrita
valiente, 
aunque solo en pesadilla, fue como
logró vencer 
mi consentida mascota, a un dinosaurio
sin dientes.
Marta Lilian Molano L
Mayo 13 de 2015
inscripción
en el Registro Nacional de Derecho de Autor, número:1-2015-38144


